Pues resulta que este 22 de abril se casó Mike.

Y yo como buen invitado a su boda, decidí comprarle el acostumbrado regalo de bodas.
Miguel y América pusieron su mesa de regalos al estilo actual en Liverpool.

Primer escollo:  La página de Liverpool mandó mensajes de error medio raros. A lo que dije: «es la página de una tienda de departamento, no es Amazon» y no le di mayor importancia.

Por alguna causa, supongo que por la expectativa de gastar, decidí consultar el estado de cuenta de mi banco (BBV Bancomer)

Y alas!!

Esto me salió:

Ups!!

Bien, después de la discreta (aunque constante) presión ejercida por el primo he decidido escribir por primera vez en un blog. Pese a lo que me gusta hablar, algo de lo que cualquiera que me conozca puede dar fe, esto de escribir es algo tremendamente complicado para mí, ya que tengo infinidad de ideas rondándome la cabeza mientras intento escribir sin cometer faltas de ortografía.

Centrándonos en el tema, básicamente quería dejar constancia de un hecho de sobra conocido por todos pero que a veces pasa un poco desapercibido: no hay nada como practicar sexo habitualmente para que la gente sea feliz. No conozco a nadie que después de echar un buen polvo (o los que sean) esté de mal humor. Si la gente follara más, el mundo sería un lugar mucho mejor para vivir.

Quien no ha tenido delante al típico profesor, funcionario, etc. con cara de perro al que intentas convencer de que te eche una mano con algo que para ti es de vital importancia y que realmente no le costaría nada concedértelo, pero nasti que no hay manera, y en ese momento piensas: si anoche le hubieran pegado una follada como Dios manda seguro que me ayudaría sin problemas.

Bueno, ahí queda eso para la posteridad. Yo personalmente soy una persona la mar de feliz ;) no hay nada como recuperar el mojo

Me sorprende confirmar que mucha gente de «clase media» piensa votar por Felipe Calderón. Confirmo esto después de entablar platicas políticas de sobre mesa con los padres de uno de mis amigos. Y de traer el tema político a colación con varios otros amigos y amigas muy cercanos.

Algunas cosas que noté:

Muchos me dicen que «¿Cómo es posible que se me ocurra votar por Andrés Manuel López Obrador (alias el «Peje»)?». Me dicen que van a votar por Felipe Calderón porque es el menos malo de los tres y porque le da continuidad al gobierno de Fox.
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Antes que nada aclaremos que no soy ni feminista ni machista. Soy, si la palabra no se tomara por otro lado, Humanista. Para mí todos los humanos son iguales (en el sentido de derechos y obligaciones). Lo que nunca saldrá de mis labios que es «los hombres y las mujeres son iguales«. Esto no es sólo porque sea una mentira patente sino porque es un argumento indefendible.

El problema viene de que cualquiera que diga algo como ésto es como quien diga que los Pandas deben morir o que la mejor manera de cuidar el oxígeno del Amazonas es quemándolo entero: Las uñas salen y el ataque empieza incluso antes de que uno pueda exponer su argumento (que ambos existen, pero son para otra ocasión) y la discusión termina en sangre y catalogaciones y rencores.

Aún así hay una tema respecto las diferencias entre hombres y mujeres que siempre da de sí y es la del humor a base de generalizaciones. Aunque los ejemplos aquí abajo no aplican al 100% de la gente todos conocemos alguien al que le quedan al dedillo, así pues, aquí van…

Las 12 diferencias entre hombres y mujeres, más una final.

1. Nombres:
Si Laura, María, Isabel y Bárbara salen a comer se llamaran entre sí Laura, María, Isabel y Bárbara.

Si Carlos, Jorge, Miguel y Luis salen a comer se llamarán entre sí Garrufo, Chimbo, Mosquito y Escriñete.
2. Comiendo fuera de casa:
Cuando la cuenta llega Carlos, Jorge, Miguel y Luis ponen cada uno 20€, aunque el total sea de 32,40€.
Todos dirán no tener ningún billete menor y ninguno admitirá que quiere sus vueltas.

Cuando a las mujeres les llega la cuenta las calculadores salen de los bolsos inmediatamente.

3. Dinero:
Un hombre pagaría 2€ por un artículo de 1€ si lo necesita.

Una mujer pagaria 1€ por un artículo de 2€ aunque no lo necesite si está en rebajas.

4. Baños:
Un hombre tiene 5 artículos en su baño: 1 cepillo de dientes, crema de afeitar, maquinilla de afeitar, jabón y una toalla (usualmente robada).

El número promedio de artículos en el baño típico de una mujer es de 337.

Un hombre no podría identificar la mayoría de estos artículos.

5. Discusiones:
Una mujer tiene la última palabra en toda discusión.

Cualquier cosa que diga un hombre después de esa palabra se vuelve el principio de una discusión nueva.

6. Gatos:
Las mujeres adoran los gatos.

Los hombres dicen que adoran los gatos, pero cuando las mujeres no están mirando los hombre patean a los gatos.

7. Futuro:
Una mujer se preocupa de su futuro hasta que encuentra un esposo.
Un hombre nunca se preocupa por su futuro hasta que encuentra una esposa.

8. Éxito:
Un hombre exitoso es aquel que gana más dinero del que su esposa puede gastar.

Una mujer exitosa es aquella que puede encontrar a ese hombre.

9. Matrimonio:
Las mujeres se casa con los hombres esperando que cambien, pero no lo hacen.

Los hombres se casan con las mujeres esperando que no cambien, pero lo hacen.

10. Etiqueta:
Una mujer se pondrá ropa especial para ir de compras, regar las plantas, sacar la basura, contestar el teléfono, leer un libro y leer el correo.

Un hombre se pondrá ropa ropa especial para bodas y funerales.

11. Naturalidad:
Los hombres se despiertan viendose igual que como se fueron a la cama.

Las mujeres, de alguna manera, se deterioran durante la noche.

12. Crías:
Ah, los niños. La mujer sabe todo sobre sus hijos. Conoce sus citas con el dentista y sus romances, sus mejores amigos y comidas favoritas, sus miedos secretos, esperanzas y sueños.

El hombre esta vagamente consciente de gente muy bajita viviendo en la misma casa.

13. Pensamiento Final:
Todo hombre casado debería olvidar sus propios errores.
No tiene sentido que hayan dos personas en la casa recordando lo mismo constantemente.

Los humanos construís pequeños mundos e historias. Pequeños caparazones en vuestra mente. ¡Eso mantiene al infinito a raya y os evita despertar cada mañana gritando!
Terry Pratchett – Discworld – A Hat Full of Sky (Un Sombrero Lleno de Cielo)

«Muy bien», dijo Susan, «No soy una estúpida. Dices que los humanos necesitan… fantasias para hacer su vida más soportable.»
No. Los Humanos necesitan fantasía para ser humanos. Para convertirse en el punto en el que el angel se encuentra con el mono.
«¿Hadas? ¿Duendes?»
Sí, como práctica. Tienes primero tienes que aprender a creer las mentiras pequeñas.
«¿Para que luego sepamos creer en las grandes?»
Sí. Justicia. Piedad. Obligación. Ese tipo de cosas.
«¡Eso es totalmente diferente!»
Toma el universo y pulverízalo hasta llegar al polvo más fino y sepáralo con el tamiz más fino y entonces muéstrame un átomo de justicia. Aún asi actuáis como si hubiera algún tipo de reglas en el universo por las cuales puede ser juzgado.
«Bien. Pero la gente tiene que creer que existen, o si no cual es el punto—»
Ese es mi punto exactamente.
Terry Pratchett – Discworld – Hogfather

Esta semana, como parte de la semana temática «Bricoplomo», me la he pasado armando muebles en la casa. Supongo que alguien ya lo habrá comentado pero hay varias constantes al comprar muebles para armar que se te van grabando en la cabeza. Estos (después del salto) son para mí los típicos momentos que te quedan después de armar una buena docenita.

  • Las recondenadas llaves «Zeta»:

Parecen una buena idea y cuando se ven por primera vez hasta caen bien en su simple utilidad. Pero después de un centenar de tornillos (hay que aclarar que, en su mayoría, los tornillos de estos muebles son de los que, a fuerza bruta, tienen que abrirse paso por el aglomerado de madera) ya tienes los dedos hinchados y pulsantemente adoloridos. Es ahí cuando decidimos salir a comprar una llave Allen decente y tirar estas basuras y reconocemos el valor intrínseco de un destornillador eléctrico.

  • Las piececitas que sobran:

Se supone que no debería pasar. Los equipos altamente técnicos y especializados que trabajan donde se hacen las partes de estos muebles (en este caso cortesía de, por lo visto, Bosnia-Herzegovina, La República Popular China y Hungría) tienen un control milimétrico que implica que nunca sobrará una pieza después de haber armado un mueble correctamente. Así pues cuando sobran (y siempre sobran), ¿qué pensamos? ¿Qué alguna parte sencilla pero indispensable de nuestro mueble no tiene una pieza vital y en el momento menos pensado se vendrá abajo cual castillo de cartas? ¿Deberíamos agradecer porque cada vez que nos sobra una pieza alguien está cagándose en Ingvar por faltarle partes a su «kit»?

  • Las alineaciones (de piezas y tornillos):

No falla. Tenemos todo el cuidado del mundo y de repente nos damos cuenta de que pasa una de dos cosas:

  1. Hemos alineado mal una pieza. Esa está ahora enganchada a otras veintitrés. Nada cuadra desde hace quince minutos y por fin descubrimos qué es: Habíamos dudado hace cuatro páginas y si, esa barra se tenía que haber atornillado en la segunda y no la tercera marca. No era un efecto de la perspectiva.
  2. El tornillo más vital del conjunto, el que sostiene las partes móviles y que por lo tanto requiere ser el más fijo del mueble para poder aguantar las torsiones ha entrado de lado. No nos damos cuenta y dos vueltas después tenemos una montañita de aserrín por un lado, un tornillo a 45º de lo que debería estar y nuestra cabeza dando vueltas pensando de que podemos rellenar el agujero (pegamento con arena no sirve, comprobado) para intentarlo de nuevo, con MUCHO más cuidado.
  • Las malditas cajas:

Es una de las mas repetidas ventajas de Ikea: «Usamos cajas planas para facilitarte el transporte y darte mejores precios«.

Pues sí, muy bien y muy bonito. Pero luego esas cajas hay que tirarlas. Imposibles de recoger fácilmente, un desastre de doblar adecuadamente y una fuente inagotable de cortes en las manos, brazos y piernas. Cuando los vecinos escuchan el hueco pero estentóreo golpear de cartón en el ascensor ya saben que «los mexicanitos» han comprado más muebles.

  • Las «Posturitas»:

En las tiendas de Ikea tienen una pequeña agenda telefónica disponible pegada a la pared. Tiene números de sitios de taxis, transportes, decoradores y herramientas para el ciudadano que considera que armar muebles no debería requerir conocimientos ni esfuerzos. Algo que les falta es el teléfono de un buen masajista y un aún mejor ortopedista para poder ayudar con el inevitable ataque de ciática, dolor de rodilla y cadera que sobrevienen después de una intensa tarde armando muebles tirado en el suelo, contorsionándote para alcanzar ese último tornillo 112996 o utilizando cuchillos e imanes en una hendidura para tratar de separar ese clavito que se te fue de lado.

Tengo una relación amor-odio con estos.
  • Los tornillos 112996 y sus hermanos los 110630 y 112399:

Estos dos son un par especial. Están en todos los muebles y tienen la pinta de ser el resultado de un grupo de investigación pensando «Cómo podemos rediseñar la tuerca y el tornillo de toda la vida para que hasta el mayor imbécil pueda manejarlos y aún así se sienta idiota al hacerlo«.

Como tal no es que tengan nada de malo. Son funcionales. Pero su pinta de tornillo mutante y tuerca del infierno con púas pueden tirarle los ánimos hasta al mas emocionado bricolero primerizo. Un tornillo que no lo es del todo. Una tuerca que no va en la parte con rosca del tornillo y que sólo da un cuarto de vuelta. Y que al apretarlo todo el mueble visiblemente se aprieta (¡cuidado con los dedos!) y cruje. Un mal necesario.

Este pedazo de imbécil me insulta indirectamente cada vez que sale.
  • El imbécil despistado del principio:

No falla. Todo instructivo de Ikea tiene a ente ectomorfo remedo de persona que, manual en mano y con las piezas enfrente, es incapaz de saber que hacer.

A lo mejor es ya quejarme de cualquier cosa, pero este señordón, con su cabeza calva sin frente y su boca fracturada; con sus garras en vez de manos y ojos pequeños de psicópata; con sus pies rectangulares y enfrente de algo que consta de solo dos piezas que aún así le desconciertan, sosteniendo el que debe ser el instructivo más simple que hay (¿!un tríptico!? !Para armar una estantería yo tengo uno de 8 páginas!) me parece una falta de respeto por implicación y asociación al que tiene que seguir ese manual y que desde el principio, cual libro «for dummies», le estás asociando con algo que anatómicamente está apenas por encima de un Barbapapá. Sería capaz de iniciar un boicot solo para hacerlo desaparecer.

Hay un meme por ahí que invita a que cada quien ponga sus diez aplicaciones favoritas de MacOSX para que los demás las conozcan y opinen sobre las que más les gustan. Yo he decidido hacer algo un poco diferente, así que voy a ir poniendo las NUEVE aplicaciones de cada tema que más me gustan, atraen o facilitan la vida.

En esta serie habrán aplicaciones que todos conocen y tienen que mencionarse pero sobre todo habrán aplicaciones y plugins que he ido conociendo y encontrando a medida que pasan los años. Quien quiera puede ir añadiendo sus propias ideas y sugerencias.

Hay cosas en este mundo que son plenas, por ejemplo los colores del amanecer cuando la noche termina su agonizante sueño. El olor a tierra mojada que te impregna el alma cuando ha terminado de llover, o el movimiento sensual e hipnotizante de las hojas de un arbol cuando son acariciadas por el viento en verano. Todas estas cosas cumplen una funcion que va mas alla de una simple interaccion primordial entre elementos.
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