Adiós a CIAT, a toda su gente tan valiosa, mis amigos, mis compañeros.
El día de hoy dejo CIAT y emprendo una nueva aventura. Me emociona y a la vez me invade un sentimiento de tristeza y nostalgia. Vienen a mi memoria muchas cosas que viví junto a ustedes durante estos seis años y medio que han transcurrido desde el inicio de CIAT.
Recuerdos como todo el trabajo que requirió poner a punto las instalaciones antes de septiembre de 1999 para que pudiéramos iniciar las operaciones de CIAT; El cambio de alfombra del Tec 100 y su «corral» sauna; El infame papel de baño de 600 mil dólares; La velada del 31 de diciembre de 1999 en espera del bug Y2K para salir y darnos cuenta que lo que no funcionaba era el carro en (sic) víspera del siglo XXI ; El primer día de campo en Polotitlán; El cambio de edificio el 21 de marzo del 2000; La configuración de los correos; Los cambios internos de lugar; ese triste día del Camelinas; los cambios de servidores; las tormentas de virus de «desconecten sus computadoras de la red».
Me dio gran satisfacción ser parte de la familia de CIAT, los extrañaré y les deseo lo mejor.
Su amigo Neto.