Debe ser una señal de que me vuelvo viejo el estar, cada vez con más frecuencia, cuestionándome no sólo al «sistema» sino ahora también a los que están en su contra.
Ya no puedo aceptar a pies juntillas ciertos fanatismos a los que en el pasado me habría subscrito en un parpadeo. Ya no puedo con la mano en el corazón adoptar la postura fácil del simple y plantarme «contra el sistema» ((«Porque tenemos que luchar por nuestros derechos, tío! No nos pueden hacer esto! Vivimos en un estado policial! Pasa el canutis, anda».)) así sin más.
Esto viene porque, cada vez que sale el tema de la piratería, tengo gente corrigiéndome como en los peores días de lo políticamente correcto. «No es piratería» -te dicen-, «es intercambio de cultura». Y me hierve la sangre porque, a mí, la demagogia me pone de malas venga de dónde venga y lo de «no es piratería» es demagogia pura.
Y dice la wikipedia (énfasis mío):
Demagogia (del griego, dmaggos, líder popular y dmos, pueblo) es una estrategia política que consiste en apelar a emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda.
No es necesario explicar por qué el movimiento anti-piratería es demagógico porque ya ha sido tratado hasta la saciedad. Exageran sus argumentos, los supuestos crímenes que sufren y sus efectos mientras, al mismo tiempo, ignoran los beneficios indirectos de la compartición. Dado que esta es la gente que quiere cobrar dinero les ha tocado, por extensión, el papel de malos ((Es un poco como Hacienda, que es popular quejarse de ellos pero sólo los verdaderamente ignorantes desean convencidos que desaparezca.)).
Como ya tenemos a los malos es normal (recordemos que la humanidad prefiere sus bandos en primos múltiplos de dos) que quien se les opone sean los buenos. Los revolucionarios que sí entienden qué es lo justo y adecuado.
Es fácil pertenecer a los segundos. Sólo tienes que decir cosas como «SGAE caca», «yo comparto cultura» y desde hace un corto tiempo «no es piratería si no hay lucro» pero en cuanto rascas dos minutos te das cuenta que hay tanta mezquindad, ignorancia, egoísmo y demagogia como en el otro. Es cómodo, también: Te da un colchón moral sobre el que apoyarte para hacer lo que harías de todas formas ((Es una lástima que no conozca ninguna palabra que traduzca, adecuadamente, el concepto de «self-righteousness«)).
No tiene sentido aquí hablar de la SGAE, el canon ni las demandas insanas de algunos «artistas» porque, al ser los malos, son el blanco de todas las críticas (las pensadas, las argumentadas y las viscerales) pero creo que alguien debe dejar claro que los que no somos «los malos» no somos, tampoco, peritas en dulce. Como mi problema hoy es la demagogia en los pedosperos ((De los cuales yo soy uno en acción, si bien no en agenda política.)) hablaré solamente del último argumento de moda: «No es piratería, es intercambio de cultura» ((Entiendo la necesidad de machacar un concepto no del todo exacto. Si lo repites lo suficiente lo vuelves la forma de llamarlo y con suerte cambias su percepción. Un poco como «Freedom Fighters».)).
Trataré de resumir esto en algunas premisas cortas que para mí resumen mi postura:
Si lo harías aún sin saber que la ley puede estarte amparando, eres pirata ((Porque entonces la legalidad te es irrelevante.)).
Si lo hacías ya antes de aprender que puede no ser ilegal, eres pirata ((Yo lo he hecho y no lo oculto desde que uso Internet, en 1991. Y lo he hecho por igual en cuatro países, siendo ilegal en diferentes medidas en los tres.)).
Si compartes de todo, cualquier cosa además de audio, vídeo, imágenes o texto, eres pirata ((Igual que ir a 120Km/h en todas las carreteras te hace un conductor imprudente, aunque en algunas sea legal.)).
Porque si te has bajado un juego de la «plei» (o un antivirus, o un número de serie del emule) eres un pirata y no dejas de serlo cuando haces otras cosas.
Por otro lado, si sólo compartes música o películas. Si lo haces sólo después de que te aseguraste que es 100% legal ((O al menos eso te han dicho y les crees.)). Si lo haces sólo con lo que piensas que es cultura ((«…y que crees que debería compartirse», estoy tentado a añadir, pero estoy en contra de piensan que pueden decidir qué es cultura y qué no. Si defiendes «la cultura» defiendes por igual a las Spice Girls, la filarmónica de londres, los gaiteros escoceses, el reggaeton, David Bisbal y a Delfín.)) entonces, y sólo entonces, estás «compartiendo cultura» y no eres un pirata.
¿Por qué esta actitud? ¿Por qué este ataque contra los que no quieren ser etiquetados como «piratas»? Simple, porque al centrarse en este estúpido tema están jugando el mismo juego que sus opositores al limitarse a definiciones inadecuadas que no aplican a un contexto moderno. Lo sabemos para otros idiomas (la mayoría de los «no piratas» felizmente utilizan «The Pirate Bay«) pero se nos olvida para el nuestro porque pensamos que hemos encontrado un «ángulo» para defender lo que hacemos.
Y sí, mi definición hace que prácticamente todo el mundo sea pirata. Es a propósito. Ese es el punto. Serlo (y aceptarlo) hace que la discusión se centre donde realmente está el problema.
Mientras vuestra discusión tenga tiempo para elaborar tratados de que no sois piratas porque «compartís cultura» estaréis luchando una batalla perdida porque lo único que hace falta, entonces, es modificar dos párrafos en la ley y todos vuestros argumentos se irán por los suelos. Lo importante no es si es piratería o no, que no deja de ser una palabra que nunca fue adecuada y que jamás debió volverse una definición cuasi-legal. Lo importante es la revisión de la adecuación de estas leyes a un contexto moderno, no cómo se etiquete a la gente (lo cual será relevante cuando se gane la primera parte de la batalla: Que se revisen las leyes).
Mientras os distraigan con la zanahoria en un palo que es discutir si es «piratería» o «compartir cultura», mientras os fuercen a dedicar horas a escribir por qué es «copia privada» y que eso no es ilegal ellos están afincando las bases de las leyes que luego estarán protegidas contra tal retórica (y demagogia). Los cimientos de leyes que permitirán que Internet deje de ser lo que la ha hecho grande ((Lo que ha hecho que en 10 años se vuelva un medio indispensable para la sociedad, donde en los 30 años anteriores no fue más que el equivalente electrónico a un boletín de anuncios, un archivador compartido y un sistema de mensajería electrónico)) y que las productoras de medios se hagan con lo poco que les falta para tener todas las cartas en sus manos.
NOTA: Puede que edite esta entrada en el futuro porque, excepto en una segunda pasada para ajustar formato y enlaces, no me he fijado del todo bien en cómo la he escrito. Prometo, sin embargo, no cambiar mi postura :)