Son las 5:26 am y no puedo dormir. Viva el cambio horario y viva mañana la vuelta a trabajar.

Menos mal que es verano, agosto y puente. Poca gente podrá verme en tal estado impresentable.

Hoy en alt1040 Eduardo ha publicado una nota de esas que están específicamente orientadas a producir comentarios (lo cual no tiene nada de malo) pero parte de una premisa que, para mí, es totalmente errónea.

Lo comento aquí porque he puesto un comentario mastodóntico que, considerando el estado actual de alt1040, puede perfectamente desaparecer en el limbo y si no de todas formas quedará enterrado en la discusión sin sentido que puede generarse ante estos temas.

Incluyo el texto completo y destaco la parte a la que me refiero, para poder poner luego una versión de mi comentario

— Los jóvenes no se sienten culpables al bajar música
Es lógico, es obvio y es noticia: los jóvenes no se sienten culpables al bajar música, ¿por qué deberían sentirse así? — ¿desde cuándo el compartir música es un delito? — el dato viene de un informe de la Comisión Europea donde se revela los motivos por lo cual lo hacen, uso privado, exageración del daño que supuestamente las descargas hacen a los artistas y que simplemente los CDs y DVDs son demasiado caros.
En cuanto a los riesgos legales, dicen que les importa poco al igual que los virus. Lo más fuerte de todo esto es la noticia en si de 20 minutos, llamando “excusas” a las razones por las cuales los jóvenes deciden descargar, una pena.

Aunque conozco y entiendo la posición de Eduardo me parece que está siendo un poco demagogo al mezclar dos cosas que no son sinónimas y convertirlas en tales en su redacción, lo cual le permite luego insultar el artículo que enlaza.

Bajar no es lo mismo que compartir

A lo que el llama compartir ellos (la mayoría de los usuarios de la mula) llaman bajar. Ellos no piensan que estén compartiendo y para la mayoría sería una sorpresa saber que sucede (aunque alguno ya ha descubierto que por eMule si tienes cosas compartiendo puedes bajar más y mejor y que en torrent no tienes que compartir nada si no quieres). Ellos en su mayoría tampoco piensan que estén ejerciendo su derecho a copia privada sino que piensan que están bajando música, películas, televisión y programas que alguien más ha comprado y que a ellos les están saliendo gratis.

El problema de defenderlos cuando se está informado es que no se defiende a gente que sabe lo que tú sabes y que en muchos casos tampoco le interesa. Entre los que defiendes hay un montonal de gente que piensa que está siendo el listo de la película. Que piensa, sin rodeos, que está evitándose pagar por las cosas y así puede bajar más (no bajar «lo que quiere» sino bajar «todo lo que sea posible»). Algunos luego aprenden que pueden repetir las frases «copia privada», «derecho a la cultura» y «David Bravo es mi héroe» hasta poder ahogar todo posible argumento en contra (en cuanto aprenden estas frases se pierde también cualquier capacidad de discusión y diálogo).

Ahora bien, llevandolo a un extremo nadie compra música y todos se la bajan. En este caso ¿Quién comparte? ¿Quién paga? Si todos bajan nadie sube nada nuevo.¿quién compra? No hablo de hoy ni de ahora sino de qué sucede si se lleva al extremo la tendencia que hoy proclamamos como parte de nuestros derechos inalienables a la copia pirvada.

Imagino un futuro en que las discográficas se han ido al drenaje como proclamamos que deberían por vampiras chupasangre, que los músicos se ganan el dinero en conciertos y ya no graban en estudio y donde todos nos compartimos música grabada por nosotros mismos, donde se oyen los eructos de los amigos y un montón de ruido de fondo que pretende ser música. Esto y repeticiones de Verano Azul porque ya nadie ha copiado nada nuevo que podamos pirat baja compartir

Otras dos cosas, ya puestos a que no me entienda nadie y empiecen a repetirme argumentos que ya conocía:

¿Reconocemos, al menos, que al final de esa cadena de copias privadas hay una persona que ha pagado por la obra? ¿Implicamos por definición que ése que la ha pagado es idiota, porque el sí pagó y nosotros no?

Esto es lo que se implica, sin decirse y a veces sin pensarse directamente, en una sociedad que no ve diferencia (como la redacción del artículo deja claro que es el caso) entre «bajar» y «compartir» (y ya puestos entre «compartir lo que he pagado» y «compartir lo que he bajado»). Cuántos de los que bajan han compartido? Cuántos no son simples sanguijuelas parásitas comparadas con los que buscan, a lo mejor compran y además comparten?

Sip, así es, incluso entre las P’s del P2P hay clases, y como en todo lo demás el 90% son basura.

¿Entendemos que si los músicos deciden que los pedosperos tienen razón entonces toda la música pasa a ser de concierto? Para qué gastas en música de estudio para regalársela a gente que ha dicho, a gritos y abiertamente, que no pagaría por ella y que te busques la vida tocando en vivo?

Llamadme cínico, pero aunque ya he aprendido a manejar la doble moral de la gran mayoría de la gente que baja música (no hablo de nadie en particular ni de alt1040 en específico, ya he comentado al respecto antes y yo soy uno de los que bajan al fin y al cabo) no puedo con los que dicen que «si costara menos lo compraría» o los que intentan racionalizar sus actos. No es cierto, nadie bajaría menos si las cosas fueran más baratas porque barato vs. gratis pierde siempre. No es cierto, porque la primera y más importante razón para bajar las cosas es rapidez, inmediatez (dos cosas diferentes) y comodidad y solo después se vuelve un vicio de bajar por bajar «al fin y al cabo es gratis».

¿Que pasará si finalmente cambia la legislación y realmente ya no podemos alegar que sea 100% legal? Sabemos todos que seguiremos haciéndolo pero cuales serán los nuevos argumentos? Me divierte pensar que los abanderados de la ley hoy mañana estarán del otro lado cuando ya no les convenga. Hoy en día es claramente un punto gris porque si no no sería interpretable, es gris porque los que defendemos el P2P aprovechamos un agujero semántico que se creó al no saber predecir el futuro los legisladores. Pero en el fondo sabemos que el «espíritu» de la copia privada realmente no había contemplado nunca que se hicieran miles y miles de ellas.

Yo, como he dicho siempre, seguiré haciendo lo mismo. Seguiré bajando y compartiendo, como se de. A quien quiera venir a llamarme pirata le invitaré a tomar uno de mis DVDs o de mis libros y cuando se retracte le invitaré a copiar mis series de TV bajadas de Internet. Y cuando me llame doble-cara e hipócrita le explicaré que no, que yo no he ocultado nunca lo que hago y que tampoco he pretendido, después de años de hacerlo, que de repente era todo legal.

Aclaro, por si no queda explícito ahí arriba en todo eso: Bajo música, bajo series de tv y bajo alguna que otra película (aunque muy pocas de las segundas y menos aún de las primeras). Lo hago en mayor o menor medida desde antes que la mayoría de los grandes defensores conocieran que existía un internet en el que empujar el concepto de «copia privada» hasta sus extremos (desde 1991, mas o menos) y lo seguiré haciendo de la misma forma cuando se les haya secado la garganta. Para mí toda esta discusión es algo que pasa y veo desde las gradas y me da una vergüenza inexplicable el no poder decir, en pleno partido y con las apuestas calientes, que haya un bando al que le pueda ir porque ambos han tomado actitudes guerrilleras políticas estúpidas con las que no me puedo, con la consciencia tranquila, asociar.

Y ahora lo dejo, porque para que me ignoren el comentario, me lo borren por largo o me contesten sin leerme ya tengo la casa y el trabajo.

A lo mejor ya estaba en los templates de las versiones anteriores de Pages pero al menos uno de los templates actuales es nada más y nada menos que el tradicional formato de «esto es lo que vendo y estas tiritas las puedes arrancar con mi teléfono» que hemos visto todos pegado en postes de luz y paradas de autobús.

No se a los demás, pero eso a mí me da risa. No puedo esperar a ver magníficos diseños de paupérrimos textos pegados en las calles con una preciosa foto, una tipografía espectacular y un texto redactado por Tarzán en un mal día.

Acabo de borrar más de 30 borradores pendientes, más de la mitad de 2003 a 2005.

Repasándolos veo que prácticamente ninguno es ya relevante y otros ya no me interesan.

¿Que pasa con las entradas antiguas de los blogs? ¿Adónde van a morir? No se si estas específicas nunca fueron relevantes y por eso no pasaron de borradores o si me pongo a hojear el pasado me encontraré conque casi todo podría descartarse.

Es simpático que guardamos todo lo que escribimos (hasta los logs de Adium o los twitters) e incluso hasta presumimos desde hace cuánto escribimos en Internet (lo más antiguo mío es de 1991) y me pregunto yo si no estamos dándole importancia a información que es realmente trivial y diluyendo la separación entre lo relevante y lo que no.

Aún así sé que hay entradas que tienen un valor especial, al menos para mí. Tal vez sería interesante intentar separar todas las que realmente significarían algo, una década en el futuro.

En 2002 Justin Schwartz, poco después de cumplir su 13º cumpleaños, fue mordido por una serpiente de cascabel en Yosemite.

35 días y 8 cirugías después Justin salió del hospital con un brazo casi reconstruido desde cero, habiendo tenido que sufrir una fasciotomía hecha para liberar la presión y una serie de cirugías para volver a unir las secciones de su brazo.

Hizo lo que hoy en día es casi obligatorio en estos casos: Hizo una página web sobre su experiencia, narrando lo sucedido y documentándolo en una serie de fotografías.

La serie de fotografías son un testimonio brutalmente gráfico tanto del daño de una mordedura de serpiente de cascabel como de las técnicas de cirugía estética necesarias para volver una extremidad a un aspecto y uso natural.

No enlazo directamente a las fotos por ser muy gráficas, que sirva como aviso, aunque incluyo un par después del salto. A mi me han parecido fascinantes y he donado un poquito a sufragar los costes del sitio web.
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Ayer Apple hizo un anuncio bastante inesperado, mencionando la disponibilidad de nuevos iMacs, nuevos teclados y nuevos iLife y iWork.

Una mención que ha pasado un poco desapercibida es que también han ampliado los servicios de .mac, ese servicio a medias que ofrecen y que algunos pagamos anualmente sólo para poder tener una dirección @mac.com.

A partir de ahora es posible compartir álbums de fotos directamente de iPhoto o iMovie ’08 directo a las páginas de .mac y distribuir estas galerías con accesos directos a versiones de impresión de las fotos.

El espacio disponible sube a 10GB (20GB para cuentas familiares), con lo cual empieza a justificarse más su existencia para compartir fotos, películas y ficheros, así como para usarlo con el programa de copia de seguridad: Backup. Disponible a partir del 14 de agosto.

Integración de widgets dinámicos (como Google Maps o AdSense) en iWeb y uso de dominios personales al publicar en .mac.

El tamaño máximo por fichero anexado en mail se vuelve de 20MB (de los 10 anteriores) y se integra un detector de Spam en el mail por web (bastante necesario e importante).

No malas adiciones que aunque no justifican totalmente el precio al menos hacen que duela un poco menos pagarlo cada año (aunque, insisto, esa cuenta @mac.com valdría fácilmente el doble).

No me molestaría que integraran un cliente de IP dinámico o dominio personalizado. Algo como eduo.mac.com para mi propia máquina o para mis páginas en mac.com. También sería bueno que tuvieran servicios limitados para las cuentas adicionales que pueden estar asociadas a una cuenta principal sin tener que recurrir a una cuenta familiar.

Yo en .mac realmente no es que haya hecho mucho: #1, #2, #3

Una semana completa sin Internet y sin libros y me doy cuenta de cuánto me estoy separando delos medios tradicionales. Pasaron dos días antes de que siquiera considerara que podía haber algo en la tele (de la existencia de la tele, de hecho). Y diez minutos de tele hasta decidir que la tele, sin botón de pausa y de adelantar, no vale la pena. Los periódicos ni recordar que existían hasta escribir esta entrada.

Incluso salí y compré un libro de Stephen King (Lisey’s Story) con tal de poder leer algo, lo que fuera, y no estar sentado con cara de pazguato, pensando en lo que estaría leyendo o escribiendo si tuviera Internet enfrente mío.

No se si irremediablemente pero ya no considero el periódico mi forma de obtener noticias o la tele la de obtener entretenimiento. Para eso esta Internet. Para eso están Google Reader, Google News y Google Video/Youtube.

Da un poco de escalofríos que todo eso de arriba es de Google, ahora que lo veo. Casi tanto como que no recuerdo cuando la televisión dejó de ser una de mis fuentes principales de entretenimiento (nunca fue la única, afortunadamente).

En el título me refería a la línea electrónica, claro. La otra «línea» hace años que sólo oigo hablar de ella y algunas fotos, de seguro trucadas, parecen insinuar que alguna vez estuve en ella.

Arranca la tercera y última semana en México y el que no haya puesto nada aquí probablemente sea un buen indicador de cómo nos lo estamos pasando.

Hoy he llegado, he abierto mi Google Reader y, sólo repasando un par de indispensables, he apretado el ominoso botón de «Marcar todos como leídos».

Considerando el promedio que había estado teniendo por día calculo que se han ido unas 3 a 4 mil entradas sin leer. Ha dolido. MUCHO. NO suelo saltarme ni una.

From your 152 subscriptions, over the last 30 days you read 10,132 items, starred 66 items, and shared 0 items.

De Kilos andamos bien, gracias. No es como que los tacos de diversas partes del cerdo deban engordar demasiado ni nada. Tendremos suerte si llegamos a España con sólo dos dígitos en el cinturón. Por lo pronto toda la ropa, una talla más. El hada autojustificante me insiste que es por «empatía hormonal con la embarazada» (la cual, todo se diga bien, se lo pasa como enana aquí).

Google Reader, el lector RSS de las estrellas, ofrece un par de funcionalidades que no son muy conocidas, dirigidas principalmente a compartir lo que lees.

1.-Items compartidos (Shared Items): La más simple de todas. Te permite «marcar» entradas en tus feeds como «para compartir» (enlace «Share», en inglés). Estas entradas las puedes acceder haciendo click en «Shared Items» y puedes compartirlas ofrecer un feed RSS de esa misma página. Por ejemplo, mi página de ítems marcados (algo que no uso tanto como otros podrían) es este y su RSS es este.

2.-Items destacados (Starred Items): Leyendo cualquier entrada en Google Reader puedes destacar la entrada (para lectura posterior, por ejemplo) con el atajo «s» y acceder la sección con el atajo «g,s» (tecla «g» y luego tecla «s») o haciendo click en «Starred Items». Tambien puedes tener un feed de rss o una página pública de estos.

3.-Todo tu feed: Google Reader tiene la extremista opción de permitir compartir TODO tu feed por RSS. Las razones para hacer esto pueden ser varias, aunque es una forma de subscribir un lector tradicional, alimentar un «planeta» o directamente compartirlo con los que estén interesados. Una opción arriesgada, que puede hablar más de tí de lo que quieras que sea del dominio público.