Una semana completa sin Internet y sin libros y me doy cuenta de cuánto me estoy separando delos medios tradicionales. Pasaron dos días antes de que siquiera considerara que podía haber algo en la tele (de la existencia de la tele, de hecho). Y diez minutos de tele hasta decidir que la tele, sin botón de pausa y de adelantar, no vale la pena. Los periódicos ni recordar que existían hasta escribir esta entrada.
Incluso salí y compré un libro de Stephen King (Lisey’s Story) con tal de poder leer algo, lo que fuera, y no estar sentado con cara de pazguato, pensando en lo que estaría leyendo o escribiendo si tuviera Internet enfrente mío.
No se si irremediablemente pero ya no considero el periódico mi forma de obtener noticias o la tele la de obtener entretenimiento. Para eso esta Internet. Para eso están Google Reader, Google News y Google Video/Youtube.
Da un poco de escalofríos que todo eso de arriba es de Google, ahora que lo veo. Casi tanto como que no recuerdo cuando la televisión dejó de ser una de mis fuentes principales de entretenimiento (nunca fue la única, afortunadamente).
En el título me refería a la línea electrónica, claro. La otra «línea» hace años que sólo oigo hablar de ella y algunas fotos, de seguro trucadas, parecen insinuar que alguna vez estuve en ella.
Te vas a peder la presentación de Apple que comienza ahora mismo, pero ya la verás…
Mardito Roedore! Es cierto! Y me he enterado porque al conectar el ichat me han llegado tres mensajes de gente preguntandome si me iba a comprar uno de los nuevos iMacs.
Eso si, he sido lo suficientemente prudente como para no preguntar «¿cuálos iMacs?», que tengo una reputación que proteger.