Hace ya muchos años conocí a un niño inquieto y propenso a extraños ataques de agresión que, junto a un estilo muy particular de zapatos podían hacer puré de la espinilla mas sólida. Este chico le gritaba a la mitad de la gente, ignoraba a la otra mitad y tendía a clavarse en los temas que le interesaban de manera implacable. Por supuesto entablamos enseguida una amistad que aún hoy en día es díficil de definir.
Durante los 15 años que han pasado desde entonces una de las mayores fuentes de placer que me ha dado Alantl (que tal es su nombre… casi) ha sido, precisamente, saber las vueltas que ha dado su vida, cosas que ha hecho y a dónde las pequeñas decisiones que ha tomado en el camino le han ido llevando a sitios cada vez mas inesperados e interesantes.
Una de las grandes pasiones de este chico es la música y la historia de su grupo, Tepeyac Ustó, es precisamente un testimonio de como algo nacido de una pasión toma forma orgánicamente y sin planear; en el sentido de que el nombre, camisetas, volantes y estilo general existían desde mucho antes que la primera canción tuviera forma definitiva y donde podían pasar años entre una canción y otra.
Hace poco Alantl decidió poner las canciones, fotos e historia del Tepeyac Ustó en línea y no puedo hacer menos que recomendar que las visitéis y las escuchéis. En estos días en que se nos cobra por siquiera pensar en escuchar una canción es refrescante seguir viendo autores que lo que quieren es que su música se oiga. Los estilos son varios e inesperados, porque el Tepeyac Ustó no intentó realmente caber en una sola categoría. Es música hecha por el gusto de hacerla y tanto puede oirse una canción que obviamente está grabada en la casa junto a un par de cervezas como una versión de estudio profesional. Personalmente yo siempre he sido fan de Charityn (la canción y la homónima) pero todas merecen escucharse, si no por otra cosa por el oir a alguien haciendo música por el gusto de hacerla y divirtiéndose haciéndolo.
Escucha el mp3 aqui:
[audio:http://eduo.info/Charityn.mp3]