Pues sí. Esto iba a ser una reseña de Seesmic

Tengo invitaciones para Seesmic saliéndome por las orejas, tengo contenido qué postear, tengo la libreta lista para poner mis impresiones. Lo que no tengo es la imagen de Captcha que Seesmic requiere para registrarse:

Docenas de intentos, de verdad.

He intentado durante un par de días pero el captcha sigue sin querer cargar. Así pues tengo que reseñar Seesmic a partir de las dos pantallas únicas que puedo ver. Una aplicación mal diseñada que insulta a los usuarios con conocimientos de Internet obligándoles a utilizar Flash en una web sólo para tener efectitos bonitos ((Es el usar Flash exclusivamente lo que lo hace «mal diseñado» y «mediocre». Pensé que este tema ya estaba los suficientemente remachacado: NO SE HACEN WEBS ÚNICAMENTE EN FLASH.)). Esto significa que aunque se ve über-cool los URLs no suelen apuntar a dónde se quiere, los campos de los formularios no funcionan del todo bien y demás fallos achacables a Flash.

Aparte de esto y basándome en lo poco que si sé de Seesmic y Loic Le Meur no puedo evitar sentirme un poco receloso ((Admito que me pasa cada vez que un «emprendedor» se mete a hacer proyectos «secretos»/»revolucionarios» en Internet dónde los beneficios fueron la primera prioridad al proponerlo.)). Seesmic apesta a «puntocom» incluyendo el tomar lo que puede para parecer moderno (brillos, gradientes, tema burbujeante, animaciones) manteniéndose al mismo tiempo cerrado (lo cual es totalmente anti Web 2.0).

El uso pretendido de Seesmic me parece bastante inviable pero admito no entender del todo a una comunidad que es capaz de felizmente generar más de 100 millones de usuarios en MySpace. Seesmic se auto-denomina «el twitter para vídeo».

Para mí un servicio apodado «twitter video» implica demasiados sentidos y atención de mi parte como para poder servirme (suelo navegar en silencio y silenciosamente, en diferido y enfocándome más en la lectura que otra cosa). El ampliar la capacidad de introducir vídeo, expandir su alcance y uso me parece fantástico pero en unos días en los que hasta mi móvil regalado es capaz de subir vídeos a YouTube automáticamente es importante marcar claramente qué es lo que te distingue y si ese «algo» es una integración con Twitter ((Lo cual tiene todo el sentido del mundo, siendo la plataforma de microblogging estándar de facto, lo cual la hace también la plataforma de microvidblogging obvia.)) entonces Seesmic está a dos días de código de competencia de Google o Youtube o de un tercero para dejar de tener un ángulo original ((Esto no es una exageración. Es posible ya hoy enganchar el RSS de tus vídeos de Youtube y/o tu blog a Twitter. Hacerlo de forma estándar permitiría a un cliente de twitter «desenrollar» los URLs para incrustar el vídeo directamente, al igual que un script de CreamMonkey o GreaseMonkey en la misma página de Twitter.)).

En fin. Si parece que estoy hablando sin conocimiento de causa es posible que sea cierto pero la culpa la tiene Seesmic y nadie más. Yo pretendía hacer una reseña de verdad. Supongo que tendré que irme a reseñar algo que pueda ver realmente que signifique una aportación indudable al ecosistema de Internet. Algo como uStream, por ejemplo.

Ya que me estaba quejando sobre mi teléfono pensé que bien podría poner algunas las cosas que me han ido molestando, en parte para desquitar la frustración y en parte para poner sobre la mesa la posibilidad de que sea yo el que está haciendo las cosas mal ((No improbable ya que durante años he usado SonyEricsson y entiendo cómo piensan sus ingenieros.)).

He intentado ser imparcial, de verdad. He hecho lo posible por no dejarme influenciar por prejuicios basados en lo que conozco de Sony-Ericsson (la memoria muscular puede mucho) Aún así admito que debo haber fallado estrepitosamente y esto sonará a «todas las cosas que no puedo hacer en mi Nokia y podía antes».

OJO: No espero que nadie lea esto, pero me sirve para desahogarme y para ponerlo como lista de cosas que tengo que resolver.

No me preocupa poner mis prejuicios en evidencia pero no acepto «en Nokia se hace diferente» sin una justificación detrás. Tampoco me sirve ninguna solución del tipo «puedes bajarte una aplicacioncita que lo hace» ((Y de hecho prefiero no hablar del tema de las aplicaciones. Es un asco lo que hay ahí fuera y por lo que cobra la gente, aunque el que existan aplicaciones en sí sea algo bueno.)). Si alguien me corrige ya iré tachando mis errores, lo juro:

  • Aunque tiene una alarma en la aplicación de reloj, esta no permite poner recurrencia ni marcar en qué días debe sonar. Algo que me parece básico. No puedo crearme un «evento recurrente» en el calendario porque al sincronizar me sonaría en tres ordenadores además del móvil. Se que deben haber aplicaciones para esto pero el fallo sigue existiendo ((Aún no encuentro una aplicación de alarma/despertador a mi gusto.)).
  • Hay una tardanza de casi seis segundos entre que selecciono la linea «x Mensajes nuevos» y que me aparece el mensaje para leerlo. Ridículo. Tardanzas similares en acceder a la libreta o al calendario. Hoy davidgp por twitter me ha pasado un enlace a un nuevo firmware para el Nokia N73 que lo acelera muchísimo, casi a velocidad humanamente tolerable. Sólo les ha tomado unos cuantos años lograrlo así que cruzaré los dedos para que salga uno para mi e65.
  • Al cerrar el teléfono no hay forma obvia de configurarlo para que se bloquee automáticamente. Siempre pregunta y si se te olvida ponerlo prepárate para que tus llaves llamen a alguien desde tu bolsillo. En el N73 ni siquiera pregunta y un mes después no sabemos aún que combinación de una o dos teclas lo puede bloquear.
  • Nokia decide reinventar el estándar de Bluetooth porque ellos son los que más molan del grupo, requiriendo drivers en Mac OS X y permitiendo a dispositivos como el TomTom y otros manos libres conectarse cuando en realidad no ofrece los servicios necesarios ((El tomtom se conecta pero no permite usar manos libres ni enviar o recibir SMSs, pero al estar conectado no permite usar el teléfono para llamadas tampoco.)). Ridículo ((Y un fallo de siempre en los Nokia, si mal no recuerdo. Especialmente comparando con Sony-Ericsson que suele ser el listón a alcanzar de implementaciones de Bluetooth. Mas estúpido cuando recordamos que tanto uno como otro forman parte del comité que decide de qué va el estándar de Bluetooth.)).
  • Por extraña extrapolación, si eliges «ascendente» para el tono del móvil decide que también lo quieres así para los SMS y para la alarma/despertador. Resultado: Nunca oyes que llegan mensajes si lo tienes activado.
  • La implementación del texto predictivo no te ofrece un menú desplegable de opciones hasta donde puedo ver. Tienes que apretar una tecla cambiando opción tras opción. No puedes saber si una opción existe hasta que le das la vuelta entera a todas, pasando una por una.
  • El mismo texto predictivo no ofrece ninguna forma obvia de añadir palabras nuevas a menos que escribas una brutalidad tal que amerite que condescendientemente te premie con el ansiado botón de «Spell». Esto aúnado a sus terribles asunciones (tienes «Nena» pero no permite «Nenas») lo hace incómodo de usar.
  • Al recibir SMS le es muy fácil no asociar el remitente con una persona en tu agenda. Ya sea porque el número no es idéntico o porque es muy largo o simplemente porque no le mola. Ningún número de Itzel me aparece como de ella sino como de un número. Incluso añadiéndolo como número de nuevo no lo muestra. Se puede ver aquí, dónde todos los SMS con número son de Itzel, a quien claramente tengo en la agenda.
  • La escritura por teclas de toda la vida está rota sin remedio. Donde dice «MNO» realmente significa «MNÑO», rompiendo una de las premisas más importantes en interfaces de usuario: Las teclas son lo que dicen ser. Esta elección deja claro la mayoría de los problemas de interfaz del sistema de Nokia: La ha hecho un ingeniero para quien es más importante que el abecedario vaya en orden correcto a que esté de forma lógica, me juego un dedo. Un programador de mente cuadrada que insistía: Si la Ñ va antes de la O da igual lo que diga la tecla. Para abofetearles. Incambiable hasta donde sé.
  • La distribución de la miríada de iconos y los accesos a las configuraciones son un caos. Pestañas que también se acceden como menúes o como iconos. Aplicaciones metidas dentro de carpetas de su padre y de su madre. Opciones totalmente anti-intuitivas (para hacer aparecer una barra de atajos tienes que activar el «modo en espera», por ejemplo). De nuevo el ingeniero de arriba proveyendo diecisiete formas de acceder a lo mismo, lo cual insinúa que es usuario feliz de Linux.
  • Aparte de la «pantalla principal» que tiene seis iconos y dos atajos tienes un menú principal con quince (QUINCE!) opciones. No todas las aplicaciones están en «Aplicaciones» y no todas las herramientas estan en «Herramientas». En herramientas tienes 18 opciones donde modificas configuraciones, aparte de un icono propio de «Configuración» que contiene 10 iconos que, al ser seleccionados, envían a una pantalla con 10 pestañas equivalentes. No es tampoco el único sitio de configuraciones.
  • Una cámara que es incapaz de capturar la imagen tan bien como la muestra en la pantalla (no alegaré la extraña decisión de Nokia de no incluir una cámara de videoconferencia en el e65, pero es lo menos inesperado en un teléfono tan supuestamente super internetoso), cuyo botón de captura parece significa «Vale, esto que me muestras ahora llénamelo de ruido y colorea a toda la gente de verde o rojo, al azar».
  • Cuando el teléfono está bloqueado ninguna tecla sólo la tecla de encendido activa la retroiluminación, casi imposible de apretar con una mano. Esto hace que si lo bloqueas en la oscuridad, cuando aún no sabes manejarlo bien, no puedas ver la hora, las citas pendientes o si has tenido mensajes y llamadas perdidas.
  • Menudo LíoEl Nokia Multimedia Transfer ((El cual enlazaría pero, uops, no permite ir a su página desde su menú de aplicación.)), aunque bien en principio porque supone poder sincronizar con iTunes, iPhoto y iSync, en la realidad monta un lío de ficheros y carpetas de caerse para atrás.

    Por un lado obliga a crear listas de reproducción, lo cual no debería ser problema si no fuera porque luego no sabe procesar estas listas. Si una lista está vacía se pone a copiar toda la librería de iTunes, si una lista repite canciones de la otra entonces copia la canción dos veces, se inventa autores numéricos, se equivoca con un autor y mete doscientas canciones repetidas dentro de su carpeta, recorta los nombres de las canciones y los álbumes, etc.

    Me ha tomado cinco intentos, varias horas y unas cuantas recargas de batería (que se cae por los suelos en las transferencias) encontrar una distribución que más o menos me guste para toparme con esto (a ver si se nota lo que está haciendo mal):

    Eso sí, son más fáciles de apilar así.

    Oh si, así es. Todas las canciones por encima de 4:22 de duración han sido recortadas y las etiquetas de las canciones se han perdido.

Aparte de eso me gusta mucho el aparato. El hardware es sólido y de calidad y sinceramente no le veo problemas (como lo tenía el botón de la cámara de mi Z520i) mas allá de la falta de una cámara de VC y un pseudo-flash como el del N73. El gran problema es cómo está diseñado el sistema operativo.

Que sí, que mola un montón poder poner aplicaciones y Yahoo Maps y demás chuminadas pero lo primero y principal es que esto es un maldito teléfono y si ser un teléfono no puede hacerlo de la mejor forma posible antes de meterse en otras cosas entonces no vale ni para lanzárselo a la cabeza a alguien. Si Nokia ha adoptado la filosofía Microsoft de hacer sistemas que implica que cada departamento haga lo suyo y lo ponga en cualquier sitio pues listos vamos. Un teléfono requiere, aún más que un ordenador, una experiencia de usuario congruente, intuitiva y unificada.

Lo que me he topado lo he comentado con otros y parece ser una reacción, en su mayoría, común a quien empieza con un Nokia moderno (en contraste a quien lleve usándolos desde hace tiempo y esté acostumbrado), sin importar si viene de otros móviles o si es el primero que usa.

Y no, no me vale «Hombre, es que es cosa de acostumbrarte una vez que te dicen cómo hacerlo». Es cosa de acostumbrarte, claro; pero no debería ser difícil averiguar cómo hacer las cosas.

Si me equivoco en mis comentarios en parte significa que las funcionalidades existen pero no son fáciles de encontrar u obvias de usar, lo cual aunque menos no deja de ser un fallo. No descarto que en otra parte sea error mío, como he dicho antes.

No se si en otra entrada comentaré sobre las aplicaciones y el potencial en sí del aparato porque, sin rodeos, me parece irrelevante en una pantalla tan minúscula. Las aplicaciones que probablemente use en este teléfono requerirán poco mirar a la pantalla y nada de interacción (por ejemplo, un grabador de tracks en GPX). Escribir es impensable en este tecladito y los juegos en el móvil me parecen un engañabobos.

Hace un momento ha saltado Growl con un mensaje de Transmission que indicaba un download completado. En este caso me avisaba que otra temporada de Farscape se había completado:

La parte graciosa es que esta es una foto que acabo de tomar de una de mis estanterías:

Así es. Tengo todos los DVDs originales de Farscape, los he tenido desde hace tiempo ya y, sin embargo, prefiero bajarme la serie y verla cómodamente desde los ficheros ((Un disco Synology en red, compartiendo dos discos de vídeos, música y fotos; recogido por una Xbox a través de Wifi y visto a través de XBMC.)) antes que ver los DVDs ((Y estarlos cambiando y aguantando que algunos no tienen subtítulos o extras.)).

La gente, las discográficas, los tecnólogos están todos enfocándose en la calidad como el siguiente gran paso y diciendo que Blu-Ray o HD-DVD DVD son el futuro y yo me veo a mí mismo bajando versiones en menor calidad de DVDs que tengo porque me da pereza convertirlos y es mucho más cómodo verlo así que desde los discos.

Me recuerda un poco la guerra del vídeo en web en el que un puñado se peleaban por ofrecer calidad, streaming o DRM (Apple, Real y Microsoft, respectivamente) y de repente llega un desconocido (Youtube) con un códec de vídeo relativamente desconocido (Flash Video, FLV) y revoluciona todo demostrando que la gente no quiere realmente calidad sino inmediatez. La calidad se quiere sólo cuándo todos los demás factores son iguales.

Irónicamente sigo comprando DVDs, pero no se si seguiré haciendo esto de bajarme lo que ya tengo. A lo mejor sólo en series.

Hace unos días hablaba de mi triste experiencia en el Fast-Good ((Considerando que viene del dicho «Fast, Good and Cheap. You can pick only two» el sitio puede perfectamente llamarse el «Not Cheap».)), el restaurante de comida «rápida» de Ferrán Adriá.

Al final de todo eso mencionaba Alfredo’s Barbacoa. El sitio que tiene, para mí, las mejores hamburguesas en Madrid y como tal lo comparaba.

Gran sorpresa al descubrir que no soy el único que ha hecho esta comparación involuntaria. Al ir a Alfredo’s me encontré con un recorte de prensa del New York Times (referenciado de forma ilegible en su sitio web) en el que Elaine Sciolino ((Brutal, considerando que Elaine es una corresponsal de materias de estado y política.)) llegó a lo mismo que yo: Visitando Madrid para reseñar el nuevo restaurante de Adriá sintió que no era todo lo que podía ser y preguntó a los otros comensales. El consenso fue que las mejores hamburguesas estaban en Alfredo’s.

Como una patada en el culo (con perdón) tiene que haberle sentado a Ferrán Adriá que un crítico de cocina del New York Times viaje 15 mil kilómetros para reseñar su restaurante y termine haciendo una reseña sobre un chiringuito grasiento atendido por un estadounidense que tiende a perderse en las conversaciones por ponerse a cantar Country o por ir a por otra botella para compartir con sus comensales.

La reseña es genial, escrita con la ilusión que hace descubrir algo magnífico cuando dabas un viaje por perdido. Recomendada lectura para quien conozca cualquiera de los dos sitios o a quien le gusten estas anécdotas. Es gracioso que el título mantiene el tema original, que era reseñar e Fast-Good pero el contenido deja claro cuál es el sitio a visitar si quieres una buena hamburguesa ((Una cita que me parece digna de mención:

»And I’m sure in a few months the lines won’t be so long,» he said. »And the hamburgers won’t be so cold.»

Escrito en 2004 las colas aún son eternas y las hamburguesas árticas. En otra parte de la reseña se deja implícito, sin mucho disimulo, que hasta el Asador de Aranda es comida más rápida que la comida rápida de Fast-Good.)):

Mala digitalización del artículoIn the meantime, where does one go for the best and fastest burger in Madrid? The consensus on Fast Good’s patio one evening was Alfredo’s Barbecoa, a nearby bar and grill steeped in Texas décor. There, Alfredo, a k a Alfred Gradus, 60, a ponytailed and bearded restaurateur from the Bronx, serves sirloin steaks cut from American beef, burgers and ribs cooked on a wood-burning grill, corn on the cob and coleslaw.

Los dos locales de Alfredo’s barbacoa en Madrid:

A pocos metros de la puerta de Alcalá
Lagasca, 5
Tlf.: +34-915-766-271

El «nuevo» local. Donde Alfredo siempre está.
Juan Hurtado de Mendoza, 11
Tlf.: +34-913-451639

Y aquí, la simple pero efectiva carta de Alfredo’s ((Yo recomiendo la de Queso Filadelfia o la BLT con queso.)).

Hoy (y a esta hora exacta) cumple un mes Ilse y apenas me siento con el valor de escribir algo al respecto ((En el título pongo por hacer la tontería algo que no es cierto. Desde el 4 de Diciembre esto se ha vuelto la Tiranía Ilsecentrista de su casa, pero nosotros como los de Fidel, felices estamos de dejarnos la vida por nuestra mandataria.)) pero si no es ahora ya no será ((Así pues he escrito todo esto del tirón y sólo le he dado un repaso después para agregar los enlaces de las fotos. Lo que hay es lo que salió así que pido paciencia si se lee fatal.)).

Poco he comentado aquí sobre el embarazo desde aquella entrada en Marzo del año pasado, aunque había pensado hacerlo. Supongo que la razón es que en parte nunca terminas de creértelo y en parte no quieres hacer eso que en México se llama «echar la sal» (y en España «Gafarlo»). Lo único que tienes presente es que no sabes más que lo que lees y lo que te cuentan y que todo se contradice con todo lo demás. Consejos, sugerencias, tradiciones, supersticiones vienen todo el tiempo y tienes que estar todo el tiempo pendiente no vaya a ser que tomas la decisión equivocada ((La gente no escéptica supongo que lo tiene más fácil porque sólo es cosa de hacer todo lo que te dicen y si algo sale mal le echas la culpa al destino, a Dios o un trabajo de brujería.)).

Obviamente quieres hacer lo mejor. Quieres ser el mejor padre. Y empiezas a documentarte ((Porque no quieres aceptar que al final lo que sepas será por experiencia vivida y no por otra cosa.)) y ves que unos recomiendan lo que otros califican como traumático y cuando pides opinión todos te contestan con implicaciones de autocomplacencia qué debes hacer y qué no ((De nuevo, contradiciéndose entre sí y pensando cada uno que porque ha escogido una idea significa que es la única correcta.)). Llega un momento en el que quieres callarles a todos y te haces tu propios cimientos mentales que, aunque seguramente inadecuados, te permiten atacar la situación sin que te tiemblen las piernas y se te casque la voz. Descubres que todos y cada uno de esos está igual de perdido y con el mismo pánico pero que han aprendido que el truco es apechugar, tomar un camino y hacer cómo si se supiera que es el correcto. Y haces lo mismo, claro.

Ahora que ya está aquí el acojone se ha multiplicado por 10 y está templado sólo por lo obnubilado que nos tiene la niña. No es raro descubrirnos el uno al otro pasando largos ratos mirándola sin más, sin terminar de creernos que esta personita bonsai ha llegado y pensando, en silencio, que ninguna explicación biológica de flores y abejas puede realmente expresar la irracional sensación que te provoca verla en carne y hueso ((Ninguno de los cuales, te consta, existía hace un año.)). Es fácil entender como surgen las religiones al ver lo que sientes y lo poco que te sirve la ciencia para ponerlo en palabras que lo expresen adecuadamente.

La naturaleza es sabia y nos mantiene dopados para evitarnos intuir la vida que se nos abalanza y que de vez en cuando se insinúa en cositas menores como una ropa que dura una sola puesta, un pack de 27 pañales que se van en tres días o pasarte la noche en vela porque sientes que la criatura no duerme bien.

Por el momento no es más que un bultito de carne blanda que sólo sabe cagar, comer, dormir y llorar. Eso sí, para cuatro cosas que hace las hace de maravilla. Cambia de cara cada día y seguimos teniendo problemas para entender que el llanto es igual de desgarrador por tener un dolor descomunal que por tener un pedete de nada. Un viaje a urgencias la primera noche nos curó de susto y nos obliga cada vez a mantener la perspectiva de la situación.

Una advertencia a los futuros padres: Tomad todo lo que os dicen con un poco de escepticismo. Mucho de lo que os dicen son exageraciones desproporcionadas mientras que en otras cosas se quedan cortos (la frecuencia de despertares para comer o de pañales a cambiar, por ejemplo). Muchas trivialidades os las repetirán sin ser necesario pero otras (como que los recién nacidos son máquinas de tirarse pedos, por ejemplo) nadie las menciona. Y si sois aprensivos no os preocupéis, que se os va a quitar rapidito. Ah, y tendréis vosotros, vuestra ropa, vuestros muebles y vuestra casa ese olorcillo ligeramente ácido que sólo viene de tener a alguien constantemente bebiendo leche con tendencia a tirarse pedos en casa. Ese el olor con el que los nuevos padres nos reconocemos entre nosotros.

Eso sí, como concesión a los que están en contacto, desde que nació he intentado mantener actualizado con nuevas fotos el álbum en Flickr, aunque más de uno me ha pegado un par de gritos por enterarse por casualidad entrando ahí y no por mi boca.

Bienvenida a casa, Ilse. Gracias por escogernos.

Victoria!

Nos tienes enamorados.

Debe ser una señal de que me vuelvo viejo el estar, cada vez con más frecuencia, cuestionándome no sólo al «sistema» sino ahora también a los que están en su contra.

Ya no puedo aceptar a pies juntillas ciertos fanatismos a los que en el pasado me habría subscrito en un parpadeo. Ya no puedo con la mano en el corazón adoptar la postura fácil del simple y plantarme «contra el sistema» ((«Porque tenemos que luchar por nuestros derechos, tío! No nos pueden hacer esto! Vivimos en un estado policial! Pasa el canutis, anda».)) así sin más.

Esto viene porque, cada vez que sale el tema de la piratería, tengo gente corrigiéndome como en los peores días de lo políticamente correcto. «No es piratería» -te dicen-, «es intercambio de cultura». Y me hierve la sangre porque, a mí, la demagogia me pone de malas venga de dónde venga y lo de «no es piratería» es demagogia pura.

Y dice la wikipedia (énfasis mío):

Demagogia (del griego, dmaggos, líder popular y dmos, pueblo) es una estrategia política que consiste en apelar a emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda.

No es necesario explicar por qué el movimiento anti-piratería es demagógico porque ya ha sido tratado hasta la saciedad. Exageran sus argumentos, los supuestos crímenes que sufren y sus efectos mientras, al mismo tiempo, ignoran los beneficios indirectos de la compartición. Dado que esta es la gente que quiere cobrar dinero les ha tocado, por extensión, el papel de malos ((Es un poco como Hacienda, que es popular quejarse de ellos pero sólo los verdaderamente ignorantes desean convencidos que desaparezca.)).

Como ya tenemos a los malos es normal (recordemos que la humanidad prefiere sus bandos en primos múltiplos de dos) que quien se les opone sean los buenos. Los revolucionarios que sí entienden qué es lo justo y adecuado.

Es fácil pertenecer a los segundos. Sólo tienes que decir cosas como «SGAE caca», «yo comparto cultura» y desde hace un corto tiempo «no es piratería si no hay lucro» pero en cuanto rascas dos minutos te das cuenta que hay tanta mezquindad, ignorancia, egoísmo y demagogia como en el otro. Es cómodo, también: Te da un colchón moral sobre el que apoyarte para hacer lo que harías de todas formas ((Es una lástima que no conozca ninguna palabra que traduzca, adecuadamente, el concepto de «self-righteousness«)).

No tiene sentido aquí hablar de la SGAE, el canon ni las demandas insanas de algunos «artistas» porque, al ser los malos, son el blanco de todas las críticas (las pensadas, las argumentadas y las viscerales) pero creo que alguien debe dejar claro que los que no somos «los malos» no somos, tampoco, peritas en dulce. Como mi problema hoy es la demagogia en los pedosperos ((De los cuales yo soy uno en acción, si bien no en agenda política.)) hablaré solamente del último argumento de moda: «No es piratería, es intercambio de cultura» ((Entiendo la necesidad de machacar un concepto no del todo exacto. Si lo repites lo suficiente lo vuelves la forma de llamarlo y con suerte cambias su percepción. Un poco como «Freedom Fighters».)).

Trataré de resumir esto en algunas premisas cortas que para mí resumen mi postura:

Si lo harías aún sin saber que la ley puede estarte amparando, eres pirata ((Porque entonces la legalidad te es irrelevante.)).
Si lo hacías ya antes de aprender que puede no ser ilegal, eres pirata ((Yo lo he hecho y no lo oculto desde que uso Internet, en 1991. Y lo he hecho por igual en cuatro países, siendo ilegal en diferentes medidas en los tres.)).
Si compartes de todo, cualquier cosa además de audio, vídeo, imágenes o texto, eres pirata ((Igual que ir a 120Km/h en todas las carreteras te hace un conductor imprudente, aunque en algunas sea legal.)).

Porque si te has bajado un juego de la «plei» (o un antivirus, o un número de serie del emule) eres un pirata y no dejas de serlo cuando haces otras cosas.

Por otro lado, si sólo compartes música o películas. Si lo haces sólo después de que te aseguraste que es 100% legal ((O al menos eso te han dicho y les crees.)). Si lo haces sólo con lo que piensas que es cultura ((«…y que crees que debería compartirse», estoy tentado a añadir, pero estoy en contra de piensan que pueden decidir qué es cultura y qué no. Si defiendes «la cultura» defiendes por igual a las Spice Girls, la filarmónica de londres, los gaiteros escoceses, el reggaeton, David Bisbal y a Delfín.)) entonces, y sólo entonces, estás «compartiendo cultura» y no eres un pirata.

¿Por qué esta actitud? ¿Por qué este ataque contra los que no quieren ser etiquetados como «piratas»? Simple, porque al centrarse en este estúpido tema están jugando el mismo juego que sus opositores al limitarse a definiciones inadecuadas que no aplican a un contexto moderno. Lo sabemos para otros idiomas (la mayoría de los «no piratas» felizmente utilizan «The Pirate Bay«) pero se nos olvida para el nuestro porque pensamos que hemos encontrado un «ángulo» para defender lo que hacemos.

Y sí, mi definición hace que prácticamente todo el mundo sea pirata. Es a propósito. Ese es el punto. Serlo (y aceptarlo) hace que la discusión se centre donde realmente está el problema.

Mientras vuestra discusión tenga tiempo para elaborar tratados de que no sois piratas porque «compartís cultura» estaréis luchando una batalla perdida porque lo único que hace falta, entonces, es modificar dos párrafos en la ley y todos vuestros argumentos se irán por los suelos. Lo importante no es si es piratería o no, que no deja de ser una palabra que nunca fue adecuada y que jamás debió volverse una definición cuasi-legal. Lo importante es la revisión de la adecuación de estas leyes a un contexto moderno, no cómo se etiquete a la gente (lo cual será relevante cuando se gane la primera parte de la batalla: Que se revisen las leyes).

Mientras os distraigan con la zanahoria en un palo que es discutir si es «piratería» o «compartir cultura», mientras os fuercen a dedicar horas a escribir por qué es «copia privada» y que eso no es ilegal ellos están afincando las bases de las leyes que luego estarán protegidas contra tal retórica (y demagogia). Los cimientos de leyes que permitirán que Internet deje de ser lo que la ha hecho grande ((Lo que ha hecho que en 10 años se vuelva un medio indispensable para la sociedad, donde en los 30 años anteriores no fue más que el equivalente electrónico a un boletín de anuncios, un archivador compartido y un sistema de mensajería electrónico)) y que las productoras de medios se hagan con lo poco que les falta para tener todas las cartas en sus manos.

NOTA: Puede que edite esta entrada en el futuro porque, excepto en una segunda pasada para ajustar formato y enlaces, no me he fijado del todo bien en cómo la he escrito. Prometo, sin embargo, no cambiar mi postura :)

Tengo docenas de posts escritos a medias y la mayoría han dejado de ser relevantes ((Vamos, tengo un post que dice cómo prepararse para el cambio a Mac OS X Tiger, de 2005.)). De vez en cuando me meto, me decido y desempolvo uno para ponerlo ((Realmente no suele importar cuál, ya que solo un par de veces me ha gustado apretar el botón «Publicar», satisfecho de lo que ponía.)) y hace un par de días hice justo eso con el post de los miles de tweets, uno que había dejado pendiente desde hace más de medio año y que sólo actualizaba cada vez que pasaba otros mil con el enlace a cada milésimo tweet.

Murphy pues, satisfecho de que ya hice mi post sobre esos tweets ((Contra mi propio instinto, ya que esperaba llegar a los ocho mil y convertirlo en el post de las «8 Cosas» que le debo a http://www.planetfrank.us/?p=882 desde hace un montón.)), decide complotar para que por todos lados se haga eco de un script de Perl de @dacort que recopila información histórica sobre tu usuario de twitter y te permite graficarla sencillamente en una hoja de cálculo ((Numbers de iWork ’08 de Apple, por defecto)).

Así que tenemos aquí el segundo post de twitter en una semana, en una semana que parece estar siendo temática en otros sitios también (davidgp hace un interesante análisis de su uso de twitter durante el año pasado). Esta vez unas grafiquitas de las que nos gustan a los geeks, cortesía de twitter stats.


Aunque falta más información, que cruce los datos con los de «Followers» y «Followings» ((He intentado pelear contra esta nomenclatura pero es la «natural», cuando twitter no está en español y no hay una forma fácil de llamar a los «Followed» en español.)) esto ya empieza a arrojas cosas interesantes.

Veo por ejemplo que mi primer tweet, en Junio, ha sido ignorado (se pierde en los números), en parte porque el segundo tweet sucedió más de dos meses despues. Me parece interesante el pico que se ve en Noviembre (relacionado sin duda a ciertos problemas que sucedían en la oficina) y el de Diciembre (vivan las fiestas).

No me esperaba el pico entre 22:00 y 24:00 aunque es fácil ver los que corresponden a los primeros tweets del día (9:00 a 10:00, seguidos de períodos atareados) y la llegada a casa a las 20:00.

La falta de actividad el miércoles es inversamente proporcional a la actividad de los feeds de RSS (fácilmente el día más ocupado en los blogs).

Los twitteros a los que más doy la brasa: @mmoroca [w], @pjorge [w], @enreas [w], @natiaz, @fotomaf [w], @phosy [w], @luisete [w], @algernon [w], @davidgp [w] y @marilink [w].

He cambiado mi Sony-Ericsson Z5201i por un Nokia e65. Maldita la hora.

He caído. He sido víctima del Marketing. Me he dejado llevar por el N73 que le han dado a Itzel para la oficina. He metido la pata y ahora me toca apechugar al menos 1 año en castigo.

e65.jpgCuando empecé a utilizar teléfonos móviles, hace casi quince años, me paseé por todas las marcas. Utilicé los ladrillotes con batería aparte, los primeros terminales manuales y durante mucho tiempo usé el, entonces, revolucionario StarTAC de motorola. Hace unos 7 años utilicé mi último Nokia ((Como bien dice Algernon en twitter, «Nunca volverán a hacer un móvil tan bueno como el Nokia 3210».)), y no volví a usar Nokia por razones que, hasta esta última semana, había olvidado. Desde entonces fui fiel a SonyEricsson.

Últimamente sentía que Sony-Ericsson no me daba novedades. Que no tenían el mismo ímpetu que hace tiempo y que habían caído en la maldición de Sony y su jurásica estructura corporativista que impide que haya innovación real. Así, decidido a ponerme otra vez un teléfono decente, me puse a ver qué había.

Influenciado en parte por opiniones de otros, en otra parte por la publicidad, aún en otra por el recuerdo de aquellos nokia de pantalla monocromática con su impecable sistema operativo y en parte porque, admitámoslo, su diseño exterior es de lo más atractivo que hay, me las arreglé para obtener un Nokia e65 (la lógica siendo que me gustaban tanto el N73 como el e65 y siempre podría cambiarlo con Itzel si no me gustaba).

Que fiasco y que desilusión.

Nokia, resulta, dejó de ser una marca que me gustara porque, al igual que le pasa a Sony con sus Vaio y antes con sus Clié, tiene una desconexión entre sus diseñadores industriales, sus programadores de software, sus diseñadores de interfaz de usuario y sus probadores finales. Da la impresión de que los diferentes grupos que entran en juego para traer al mercado un producto no se hablan entre sí ni intentan que los equipos parezcan una sola cosa. El resultado final es un hardware chulo pero mal aprovechado y un sistema operativo cuya prioridad no es hacerse uno con su hardware para que el uso sea transparente.

Logo Fast GoodCerca de mi oficina hay un Fast Good ((Juego de palabras que el listo de Adriá piensa que se pierde en sus compatriotas. Viene de la frase «You want it Fast, Good or Cheap?, you can pick two«. Implícitamente te deja claro que te vas a dejar los riñones empeñados en el lugar.)), uno de estos locales de comida supuestamente rápida de Ferrán Adriá. La idea, se supone, es dar comida rápida que además sea de buena calidad. El problema es que aunque uno está dispuesto a sacrificar precio la velocidad y calidad tienen que ser muy superiores.

Es una intención admirable y casi es posible perdonar que todo cueste el doble que en cualquier otro sitio. Es, al fin y al cabo, comida rápida de Ferrán Adriá («Mr. Tengo el Mejor Restaurante del Mundo».

Sin embargo varias cosas parecen haber fallado entre la idea que debe haber bosquejado en una servilleta Ferrán y la ejecución final. Hablando con gente del lugar parece ser que el consenso es el mismo: La idea es buena, la comida es buena, todo se cae en la entrega final.

Veamos. Lo bueno que tiene es que el sitio, aunque frío, es estéticamente agradable. Hay una sección de fríos antes que, si ignoras que pretenden venderte un zumo de naranja chico por 5 euros y un sandwich hecho con medio pan bimbo por 4, tiene cosas sabrosas. Las opciones se ven buenas y las combinaciones interesantes. Dan ganas de comerse algo.

En la carta hay combinaciones inesperadas para un sitio de comida rápida: Pollo con couscous, hamburguesa de setas con mozzarella, huevos fritos con jamón ibérico.

El problema empieza a surgir cuando descubres que la atención al detalle y la estética no ha llegado más lejos que la definición del menú y el resto de la experiencia es despreciable.

Empezando por las colas interminables y lentas, que van a parar a una caja de cada cinco abierta, a un cajero de mala gana que, como los guardapuertas de las discotecas de lujo, te trata como si te hiciera un favor pero realmente no merecieras estar ahí.

Yo: Hola, me da un sandwich de York con Queso, unos huevos fritos con jamón y un refresco para llevar, por favor?
Cajero Desafectado: Se nos ha acabado el York ((A quién se le puede acabar el York, por Dios.)). En su lugar hay uno de Berenjena ((Berenjena. Mi némesis vegetal por excelencia.)). El refresco lo agarra Ud. de la nevera antes de venir a la cola ((El tono implicaba que la cola se tenía que hacer de nuevo si el contenido de la cesta cambiaba.)). No le puedo dar los huevos para llevar ((Pedí explicación sin suerte. «Los huevos no los podemos poner para llevar.»)).
Yo: Ehrm. Bueno, vale, dame una hamburguesa pepita con patatas y cóbrame una coca-cola, que ya la pillo ahora. Para llevar.
Cajero Desafectado: Son 14 euros.
Yo: Ouch. Ok. Te pago con tickets-restaurant.
Cajero Desafectado: Vale. Recibo 16 euros en tickets. No le puedo dar vuelto.
Yo: Jodo. Pues nada, de ahí iba tu propina.

El señor Cajero agarra dos euros y los mete al bote y yo me quedo con la boca abierta y decido tomar mis cosas y largarme de ahí. Acabo de recordar que no me gusta comer en Fast Good y admito para mis adentros que la culpa ha sido mía por ir. Estoy pagándolo.

Pasan 20 minutos ((No. No exagero.)). Finalmente llega mi hamburguesa (fría) ((La hamburguesa de Fast Good está hecha específicamente con una carne jugosa con grasa especial para darle un sabor único. Lamentablemente eso significa que si se deja enfriar adquiere una capa blanquecina mantecosa por afuera que sólo se quita recalentando.)) y mis patatas (frías). Meto mi refresco (caliente) en la misma bolsa y me vuelvo a la oficina a comer.

Lo peor de Fast Good es tal vez la sensación de potencial desperdiciado. De una buena idea olvidada durante su ejecución. La comida suele retener suficiente sabor en su criogénico estado como para isinuar a que estaba realmente buena recién hecha ((Aunque sobrevive mal a un microondas.)). El lugar es casi tan bonito y cómodo como para no prestar atención a que el clima está puesto en modo «Tundra Siberiana». La variedad étnica del personal es admirable y casi hace olvidar el hecho de que tienes que repetir cuatro veces casi todo lo que pides ((Yo he ido a apuntar con el dedo en la carta de la pared lo que quería.)) y que tus platos suelen acabar en las mesas de otros. Tal vez lo más deprimente es ver tu hamburguesa esperando en la ventana de la cocina, el humo de su calor siendo cada vez más tenue, mientras los camareros pasan a su lado una, otra y otra vez, para luego cogerla y pasar enfrente de tu mesa una, otra y otra vez con ella en manos, incapaces de seguir incluso su propio sistema de darle al cliente una banderita con un número.

Lo más mencionable es que el lugar, aún así, nunca está vacío. A la gente no le termina de gustar pero sigue yendo. Supongo que es lo mismo que me pasa a mí, que se me olvida que no me gusta el sitio y al tenerlo tan cerca me dejo llevar por lo que promete y no, realmente, por lo que provee. Nunca he encontrado a nadie en Fast Good que diga que está bueno pero seguimos yendo. Tal vez porque no tenemos opción.

Lo que realmente debería pasar es que me deberían de abrir un Alfredo’s Barbacoa en la puerta de la oficina. No será bonito de ver. No serán hamburguesas de diseño pero madre mía, que buenas que están y, si tienes suerte, Alfredo se sentará contigo, botella de Southern Comfort ((Un whisky dulce y con naranja.)) en mano y con las Dixie Chicks a todo volumen en la tele, y te contará, en su español fracturado, sus aventuras.