Estos días en Chez Eduo…
Estamos a dos semanas de tener una nena nueva en casa. Con todo lo que esto implica. Pensamos tenerlo todo listo y preparado pero en el fondo sabemos que va a ser una tormenta de novedades que no podríamos haber planeado ni con todos los consejos del mundo. Mientras tanto Itzel no puede dormir prácticamente más de dos horas por noche.
En la oficina por un lado hemos empezado un proyecto de 6 meses del que depende el futuro de mi empresa. Un proyecto brutalmente grande en el que no hemos podido escoger el sistema que preferíamos sino que lo han elegido corporativamente por nosotros y no ha habido nunca una instalación tan masiva como la que pretendemos. Esto no es problema, claro, porque al fin y al cabo ningún empleado de esa división tiene experiencia en su trabajo así que al menos no sabrán cuando evalúen mal lo que no saben cómo debe funcionar.
Por otro lado se ha ido uno de nuestros técnicos más experimentados, sin que pudiéramos hacer nada al respecto. Las razones han sido varias y ridículas pero se pueden resumir en que la única persona que podía evitarlo calculó mal la oferta de trabajo en el mercado. Me da gusto por el y por la lección aprendida aunque esto no nos resuelva problemas.
El pánico y preocupación son tales que he dejado, sinceramente, de preocuparme. He pasado la barrera de la angustia y entrado en esa zona del otro lado donde se ve con calma la tormenta y los desastres que se avecinan. Irónicamente en la oficina lo confunden con tenerlo todo bajo control (aunque en casa soy más transparente).
Viendo esto no es de extrañar que en una semana mis hábitos de lectura hayan caído a casi la décima parte de lo que era antes:
Supongo que tendré que filtrar los feeds en categorías que me permitan borrar lo que menos me interese, en vez de temáticamente.