Pues ya están casi todos los muebles puestos. Tiene su mérito armar todo un salón en una semana pero definitivamente alguien deberia demandar a Ikea por las malditas llaves en forma de «Z». Son una maldición gitana.
Cada vez queda menos para que estemos a gusto en el piso. Después de un año se nos abrió la mente al considerar «descontinuar» la mitad del salón y usarlo de «trastero no-oficial». El problema es que los sofás apilados uno encima de otro estorban más de lo que pensábamos, así que tendremos que inventarnos algo para dividir espacios.
Dedos magullados. Rodillas raspadas. La espalda hecha una pena. Es increíble que incomodidades podemos llegar a pasar para estar cómodos.