Hace unos días, recibí mi regalo adelantado de cumpleaños y navidad.
Se trata de un lente Canon de 50mm f/1.4 USM.
El lente que tenía originalmente en mi cámara, es un lente 18-55 con una apertura de f/3.5 – f/5.6. Tener un lente así, con distancia focal ajustable, limita la apertura máxima del lente.
El número f/D determina la cantidad de luz que entra a través del lente y está definido como la distancia focal (f) entre el diámetro de la pupila del lente (D).
Lo que es relevante, es que cada apertura listada a continuación, permite el doble de luz que la siguiente.
f/1.4 el doble que f/2
f/2 el doble que f/2.8
f/4 el doble que f/5.6
f/5.6 el doble que f/8
Esto significa que comparando los dos lentes a 55 o 55 mm de distancia focal, el nuevo lente permite la entrada de ocho veces más luz que el anterior. A su vez, esto se traduce en poder tomar fotografías sin flash en condiciones de baja luz. Como en una cena, con iluminación artificial, sin recurrir a velocidades de obturación más largas que 1/100 segundo.
Para muestra un botón:
Lo único malo, es que el precio de los lentes aumenta exponencialmente con el número f. El siguiente lente comercial de 50mm es f/1.2 y cuesta cuatro veces más que el f/1.4.
Del 50mm f/1.0 mejor ni a hablamos.
Por cierto, también estrené un juego de lentillas para macros.