Tiene que ser un momento especial. Estás en el escenario y ahí, en tu gran momento, cuando todos enfrente tuyo están a punto de juzgarte por tu interpretación de un tema musical agarras el micrófono, tomas aire, y te dedicas durante cinco minutos a mover la boca sin emitir sonido, porque el sonido de verdad sale de una grabación que se hizo en un estudio, adecuadamente modificada para que se oiga bien, mucho tiempo atrás.
Realmente da confianza, ¿no? . El playback es una de esas costumbres que vemos ya tan a menudo que nos parecen normales. Ya no vemos nada de extraño en que poperitos, usualmente con nombres de una sola palabra si es inusual o nombre-apellido si es más común salgan a «cantar» a gente que (por muy confundidos que estén por ello) quiere escucharles y les dediquen, «con todo cariño», exactamente el mismo audio que escuchan ellos en su casa y en la radio.
Esto ha llegado ya a ser tan común que no extraña a nadie que incluso en conciertos, donde todo el punto es ver a los cantantes en vivo, se utilice playback durante 2 horas y el público ya ni siquiera se queje.
Obviamente no podemos cambiar que se siga haciendo playback porque esta demasiado enraizado en la ‘cultura’ musical de nuestros países, pero por lo menos podemos quejarnos y decir cuando lo vemos y no lo queremos. Lo del micrófonito es especialmente patético además.
Señores, si quien canta no va a cantar al menos que tenga la decencia de deshacerse de la muletilla del micrófono, que no engaña a nadie y nos enseñen mas carne y más baile, que a final de cuentas es lo único que están haciendo en vivo. Y que pongan más tiempo de escena a los bailarines y bailarinas, que suelen hacerlo mejor también.
Por cierto, a ver si incluimos el tema de los osos panda en esta categoria tan bonita (y tan tuya).
De paso pruebo lo de gravatar ;-)